La realidad del sistema educativo español
Día tras día pienso si será necesario levantarme de la cama. ¿Para qué si todo sigue igual? Si todos seguís igual, como si el tiempo no hubiera pasado por vosotros. Los mismos apuntes de hace diez años (con los mismos fallos) en caso de que eso se pueda considerar ‘apuntes’ y no una presentación hecha por un niño de 10 años, aunque seguro que lo haría con más orden y sentido. Al menos ese niño sabría encender un ordenador, usar un proyector, escribir decentemente u organizarse con el resto de sus compañeros.
Cinco horas de clase por la mañana y dos por la tarde, como poco. Miles de entregas, memorias, tareas, ejercicios, trabajar día a día, ¡Apenas hay tiempo para comer, ni para vivir, ni para respirar! La mente no descansa ni un puñetero segundo.
No quiero ni que llegue el fin…
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